En anteriores circulares ya indicábamos el itinerario por el que discurriría la nueva reforma, o quizás deberíamos decir contrarreforma laboral. Lo cierto es que los hechos han abalado las reflexiones previas que teníamos, y la descongestión de la negociación colectiva ha dado como resultado la concreción de las medidas que tanto la patronal como los sindicatos amarillos van a adoptar, que no son otras que el aumento en los mecanismos de desregularización del mercado laboral.
El estado español es el estado de Europa con mayores parámetros de flexibilidad en cuanto a tipos de contratación y uno de los estados con menores presupuestos sociales de la UE, mientras en Europa el gasto público representa la mitad del Producto Interior Bruto, en el estado español no llega al 40%. Las anteriores reformas se han centrado en mermar las prestaciones sociales a niveles tan escandalosos que han obligando al estado a invertir tímidamente 640 millones de euros como parche para los parados que agotaban y continúan agotando las prestaciones de desempleo.
Es curioso que el estado nuevamente plantee una reforma laboral para mejorar las rentas empresariales después de subir el IVA, impuesto que ataca a la rentas más bajas y en la misma línea, las grandes fortunas refugiadas en las Sociedades de Inversión de Capital Variable (SICAV), seguirán cotizando al 1%, y así mismo un año antes ha sido eliminado el impuesto de patrimonio, y en este año hemos observado como las comunidades autónomas se peleaban por conseguir el menor impuesto sobre sociedades de la historia, todo ventajas para los de siempre.
Lo ocurrido con la cajas de ahorro es infame como los recursos públicos se han destinado a sacar a flote la burbuja inmobiliaria creada por las clases oligarcas que representan PP, PSOE, CIU y PNV en el estado, que son quienes básicamente gestionan las cajas de ahorro, y de esta manera han impedido que el mercado inmobiliario rebajara el precio tanto de los pisos de compara como los de alquiler.
La posibilidad de rebajar nuevamente los despidos se cierne sobre la clase obrera, de forma directa o de manera indirecta. Como ya es sabido, la patronal desea convertir contratos indefinidos en contratos a media jornada, sin coste alguno, rebajando no solo las horas, sino a la vez los salarios y las prestaciones sociales. ¿Qué impedirá a la patronal posteriormente despedir a es@s trabajador@s con indemnizaciones irrisorias? Esta situación puede generalizarse de tal manera que los despidos sean prácticamente gratuitos. Si hace unos años un estudio revelaba que ha una empresa de 50 trabajadores un despido le suponía a la empresa un coste cero incluyendo salarios de tramitación e indemnización gracias a las subvenciones y a las bonificaciones sociales, ahora se deben estar frotando las manos, o mejor dicho los bolsillos.
A todo esto hay que sumarle que las empresas de trabajo temporal puedan convertirse en asociaciones con ánimo de lucro y comiencen a establecer cánones a sus usuarios, bien sea trabajador@s como empresas. Esto ya está ocurriendo y así lo demuestra infojobs que cobra un suplemento a determinados currículos.
La CNT es una organización de trabajadoras y trabajadores que ha dado respuesta a las diferentes crisis que ha vivido la clase obrera, necesitamos una respuesta global como organización en la calle de forma más o menos coordinada o al menos con un mismo discurso. La respuesta de la CNT a la crisis financiera posterior al crack del 29 fue profundamente efectiva, ciñéndose en la reducción de la jornada laboral y en la supresión de los destajos y horas extras, a esta política en numerosas localidades la CNT desempeñó uno de los modelos colectivistas más importantes de la historia demostrando que su proyecto socioeconómico era efectivo. Es evidente que la CNT no es la de los años treinta y eso también debemos ser concientes, la CNT es una organización con escasa implantación y militancia que no está aprovechando de manera global esta crisis capitalista ocupando su espacio natural que es la calle. La forma de relanzar un mensaje pasa por llevar a cabo propuestas concretas, la reducción de la jornada laboral a treinta horas semanales, por otro la denuncia de las empresas que están llevando a cabo horas extras. Es representativo que la mayoría de las empresas inmersas en expedientes de regulación de empleo están abusando de las horas extras.
Por otra parte es necesario relanzar el mensaje de reconquistar las áreas de protección al desempleo, aumentando tanto la cobertura de las prestaciones como su tiempo. Ya está bien que los empresarios se beneficien a costa de los trabajadores, no olvidemos que el Fondo de Garantía Salarial al que la patronal no aporta ni un céntimo probablemente sirva para el sostén de determinadas empresas, o lo que es peor pase a estar gestionado tanto por la CEOE como por CC.OO. y U.G.T.
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