El Ayuntamiento de esta ciudad, bajo una máscara de orden, limpieza y civismo, ha pegado un serio varapalo a nuestros derechos más fundamentales. Actos tan cotidianos como regar las plantas del balcón o tender la ropa pueden ser penados con multas.
Otras acciones como que un grupo de amigos se reúnan para comer en un parque, o que un niño juegue al fútbol en la calle, o que varias personas se detengan a charlar en la acera, también pueden ser objeto de multa. Ni que decir tiene que las formas corrientes de expresión de los movimientos sociales más combativos, como: las pegadas de carteles, reparto de panfletos, pintadas, concentraciones de protesta, asambleas en la calle, etc., son también prohibidas por esta norma, bajo amenaza de multas desorbitadas en caso de incumplimiento.
Desde luego, es difícil de imaginar a un Policía multando a un niño de 10 años por jugar ala pelota o por andar en monopatín. Lo cierto es que en la mencionada ordenanza se reconoce la potestad al agente de turno para decidir el grado de cumplimiento de la norma, es decir, que depende lo bien o mal que le caigas, así te pondrá la multa o no. Por supuesto, entre los sectores que peor caemos a los agentes estamos: los trabajadores, los vecinos de los barrios olvidados, los miembros de organizaciones combativas, los contestatarios, los mendigos, etc.
Sin embargo, aunque no siempre nos penalicen, el problema es mucho más grave. El problema es que las instituciones están entrando a gestionar nuestra vida hasta límites intolerables, pretenden gestionar mediante represión nuestra convivencia como vecinos y nuestra libertad de expresión. Y eso no lo podemos permitir. Los únicos que tenemos derecho a elegir cómo nos relacionamos, cómo convivimos y cómo nos expresamos somos nosotros. Nadie nos puede privar de ese derecho, ya que somos personas.
Esta ordenanza pretende tratarnos como al ganado, estableciendo límites y normas en prácticamente todas nuestras facetas de la vida. Por otra parte, hay que mencionar la hipocresía que el Ayuntamiento mantiene a la hora de penalizar determinadas cuestiones. Por ejemplo, reunirse con los amigos a comer unas tortillas en un parque supone una multa; sin embargo, si nos reunimos en una terraza pagando a un empresario, eso sí está permitido.
De la misma manera, el que una organización como la CNT-AIT pegue un cartel informativo está penalizado; sin embargo, si el acto lo organiza o patrocina el Ayuntamiento (o una gran empresa) no pasa nada. Eso sí, luego vendrán falsos demócratas a decirnos que todos somos iguales ante la ley. Y una mierda. Cabe destacar también el modus operandi del Ayuntamiento en cuanto a la aprobación de la ordenanza se refiere. Desde el principio han intentado que los vecinos de Zamora no nos enteremos de qué es lo que se traían entre manos. Quizás fuese debido a que sospechaban que las medidas que han impuesto iban a ser impopulares. El caso es que han conseguido aprobar la ordenanza en Pleno del Ayuntamiento sin que apenas nadie denunciara el terrible recorte de derechos que estaban cometiendo.
Sin embargo, no todo el mundo calló, algunos salimos a la calle para informar a la gente… Y quizás es por eso por lo que ahora pretenden poner todas las trabas posibles para que no se pueda acceder al texto completo, para que nadie tenga la posibilidad de recurrir tal atropello. Se supone que un Ayuntamiento democrático debe someter a información pública las normas que aplican para que si alguien quiere recurrirlas tenga la oportunidad de hacerlo. El Ayuntamiento de Zamora, sin embargo, no sólo a tardado en publicar la ordenanza en el BOP como debería (y tampoco la ha subido a la web del consistorio como hace con las otras) , sino que además dificulta el que nadie pueda conseguirla en la Policía Municipal, imponiendo unas tasas que debes pagar si deseas una copia, y burocratizando el proceso. De esta manera, entre que solicitas la ordenanza, te informan de las tasas, las pagas y te facilitan la copia puede pasar un tiempo importante.
Si a eso le sumas lo que tardas en estudiar la ordenanza y elaborar un recurso en su contra, te encuentras con que a la hora de expresar tu disconformidad, posiblemente ya se haya pasado el plazo disponible para presentar el recurso. Entonces ya es demasiado tarde y no hay manera de echar para atrás legalmente tal recorte de derechos. Y en esas estamos batallando.
El Ayuntamiento de Zamora juega sucio con sus ciudadanos, pero no va a conseguir que nos callemos. Seguiremos denunciando sus maniobras absolutistas para conseguir zamoranos mudos y dóciles, y defenderemos con todas nuestras fuerzas la libre convivencia y el libre uso de la calle para poder vivir, relacionarnos y expresarnos como nos venga en gana.
POR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, PARA QUE ZAMORA NO APESTE MÁS A DICTADURA: ¡NO A LA ORDENANZA DE CONVIVENCIA!.
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