Es incuestionable que el planeta está inmerso en un cambio climático cada vez más  acelerado, ya nadie discute que esto es producido por las altas emisiones de CO2 provocadas por la actividad humana; lo cual, sumado a un agotamiento de los recursos energéticos y materiales no renovables, nos deja un futuro catastrófico para todo tipo de vida que habita en la Tierra.

De la misma forma, es indiscutible que esta situación viene derivada de la búsqueda del beneficio económico por parte del sistema capitalista ya que desde la revolución industrial en el siglo XIX, este sistema económico se ha ocupado de aumentar la demanda y 
el consumo de bienes innecesarios para la vida y por lo tanto de incrementar la producción para multiplicar sus ingresos. 

La necesidad de sacar rédito de todo a cualquier precio ha provocado que no se cuestionase el agotamiento de los recursos naturales ni la destrucción de ecosistemas que regulan los niveles de gases nocivos para la vida. La obligación de abastecer las demandas generadas y fomentar una alimentación basada en la explotación animal y agrícola sin tener en cuenta la biodiversidad y la relación humana con el medio que le rodea, acaba provocando la desertificación del territorio y la destrucción de la masa forestal y de los medios de vida tradicionales respetuosos con su entorno. 

Esta avaricia del sistema capitalista no solo provoca la devastación del planeta sino que también fomenta una explotación laboral, precarizando cada vez más la situación social y económica, ocasionando migraciones masivas de las zonas más empobrecidas a zonas con más posibilidades económicas. 

Llegados a este punto de colapso, la situación es tan crítica que es asumida incluso por el capitalismo, cuyo sistema económico ha generado esta degradación y vemos atónitos cómo los estados y las empresas culpables de la situación intentan poner parches al progresivo calentamiento climático, promulgando leyes que reduzcan la emisión de los gases de efecto invernadero, leyes que ni siquiera ellos cumplen ya que dejan la puerta abierta a comprar cuotas de emisión a países arruinados por su propia actividad económica, dejando claro que lo único que buscan es seguir haciendo negocio, eso si, esta vez disfrazándolo de verde. 

Desde la CNT de Zamora entendemos que la única manera de revertir esta situación es extender y fomentar un nuevo sistema de producción basado en el consumo exclusivamente de los bienes necesarios para la vida y como clase obrera debemos romper de una vez con el método de producción capitalista, organizándonos en comunidades basadas en la autogestión de los medios de producción necesarios para satisfacer las necesidades básicas de la población por igual. Debemos romper con unos hábitos de consumo basados en el abuso de la tierra y de todos los seres vivos que habitan en ella. 
Sólo la autoorganización y el respeto al entorno puede empezar a cambiar esta situación. 

LUCHAR CONTRA EL CAMBIO CLIMATICO ES LUCHAR CONTRA EL 
CAPITAL Y TODO SU SISTEMA ECONÓMICO.

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