Como tú, muchos de nosotros estamos en paro. Estar en paro implica llegar mal a fin de mes. Estar en paro implica gastarse los pocos ahorros que tengamos, vivir de subvenciones (algunos) o de la bondad de la familia.
Pero sobre todo, estar en paro significa estar bajo sospecha. Los parados somos sospechosos de ser unos vagos que quieren vivir a costa del otro; sospechosos de no buscar empleo o no formarnos suficientemente con la basura de cursos que nos ofrecen u obligan a hacer; sospechosos de dañar las arcas públicas cobrando la mierda de prestación por desempleo que tanto esfuerzo costó que existiese.
Somos culpables de no esforzarnos lo suficiente en el mundo de la flexiseguridad pactado entre capitalistas y políticos; culpables de no hacer ganar lo suficiente a empresarios y banqueros; culpables de no poder pagar la hipoteca o no reactivar la economía consumiendo como descerebrados tontitos.
Estas acusaciones propias de los grandes empresarios, los ricos o los fascistas, lamentablemente se están extendiendo cada vez más entre otros obreros que aun conservan su trabajo o que han tenido más suerte que nosotros.
Estas acusaciones propias de los grandes empresarios, los ricos o los fascistas, lamentablemente se están extendiendo cada vez más entre otros obreros que aun conservan su trabajo o que han tenido más suerte que nosotros.
Pero, ¿es el paro un mal inevitable de la economía? Hasta los años 70, en los llamados Estados del Bienestar como el nuestro, el principal objetivo de los gobiernos era conseguir erradicar el paro. Las cosas van a cambiar desde tales fechas. El principal objetivo pasa a ser la reducción de la subida de los precios, volviendo el desempleo a recuperar la función que originariamente tiene en el sistema capitalista: constituir un ejército de reserva de mano de obra que evite la subida de los salarios y la mejora de las condiciones laborales. Quien está en paro tiene miedo y aceptará más fácilmente condiciones laborales indignas. Quien está trabajando tiene miedo a perder su empleo, por lo que aceptará una constante bajada de sus derechos.
El paro no es una variable inevitable de los ciclos económicos como nos quieren hacer creer, sino el resultado de: políticas económicas capitalistas, de acuerdos entre grandes multinacionales, estados y organismos internacionales de poder como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El paro es la herramienta del miedo al hambre y a la estigmatización en manos de políticos y capitalistas.
¿Sin el desempleo aceptaríamos la actual reforma laboral? NO. ¿Quién iba a querer una reducción de sus derechos o de los días de indemnización por despido? ¿Quién querría mudarse de ciudad cada vez que al empresario no le cuadren las cuentas? ¿Quién aceptaría que parte de nuestro despido se pagase con fondos públicos –ellos y no nosotros son los que dilapidan los fondos públicos-? Cosas como estas constituyen los planes que gobierno y partidos de oposición nos ofrecen para solucionar la crisis. Cuando los empresarios se forraban era con nuestro esfuerzo. Cuando no ganan lo suficiente también lo vamos a pagar nosotros.
Además, el parado, el nivel del sistema productivo al que se trata con más desprecio, va a tener que estar desde el primer día de cobro de la prestación acudiendo a cursos absurdos, pasando por supuestos especialistas que le orienten en lo que ya sabemos, que no hay trabajo. Quien no entre por el aro ni un duro recibirá…
¿Qué nos queda ante esta situación? Resistir ante esta tomadura de pelo generalizada y hacerlo con aquellos que son nuestros iguales. Unirnos para decir basta. Así lo entendemos desde nuestro sindicato, único en el que nadie cobra ningún sueldo, único en el que nos negamos a tener liberados y a entrar en el circo de las elecciones sindicales.
Desde CNT pedimos la inmediata derogación de la reforma laboral en curso y la suspensión de las llamadas medidas de reactivación económica que no suponen más que recortes de derechos laborales y sociales y más facilidades para el empresario para precarizarnos.
Desde CNT llamamos tanto a trabajadores como a parados a participar en los actos de protesta contra la reforma laboral que tendrán lugar el día 29 de septiembre durante la celebración de la huelga general. Una huelga general que convocamos frente a la patronal, el capitalismo económico y financiero, el gobierno y toda la clase política, y frente a los sindicatos mayoritarios.
Otros quieren tu voto. Nosotros queremos tu acción.
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