Uno de los topicazos más extendidos en este país, es que la práctica de la abstención es negativa, facilita el resultado a la derecha y no se hace participe de la democracia. El marco legislativo que lo articula y que comprende varias formas de “abstención activa”, preserva el derecho de aquellos que quieran ser “participativos” con esta practica, pero son ofendidos por ciertos prejuicios y falacias sobre esta opción, haciendo mella malintencionadamente sobre la mala ciudadanía y poco compromiso democrático. No solo están amparados más allá de la legitimidad reglamentada sino también por la opción personal. Los legisladores en ocasiones practican la abstención entendiéndola como democrática según su interés. Amén de los países europeos donde es obligatorio el sufragio.
De todas maneras que nadie desespere por este rechazo social, pues la memoria colectiva dura lo que dure la campaña electoral, pasando a ser de nuevo aquel activo miembro vinculado con los problemas sociales, mientras los auténticos demócratas reafirmados en un solo día pasaran a ser durante los 364 días restantes aquellos incívicos que tanto criticaban. Eso sí creyéndose que por ese ademán del golpe de pecho democrático, ellos si se podrán quejar, pero no el abstencionista, otro de los grandes frutos de los clichés infundados.
También existe nuestra abstención activa y libertaria, con despego de lo que puedan decir, aunque también puedan llegar a ofendernos tales agravios. Estamos acostumbrados y con más valor si cabe, la llevamos a la práctica a sabiendas de ir a contracorriente de lo establecido. Nuestra convicción es fuerte dado el raciocinio de esta postura, con matices de autentico progresismo y que se suma a otros abstencionismos activos que refleja la disconformidad con el sistema.
Se comenta sobre el pasotismo de aquellos domingueros que aprovechan el buen tiempo para ir a la playa o de los que duermen la resaca. Como si todos los abstencionistas fueran pasotas y no hubiera quienes practican esta opción con cierta validez. Bueno, pues esta degeneración de la ciudadanía que espetan los buenos posicionados y encorbatados representados y que sus electores repiten como loros, no tienen ni pizca de comparación con aquellos que votan por inercia sin saber lo que votan. No saben de que va el proyecto Europeo, ni se podrán enterar sino se lo empapan por su cuenta, ya que no serán los políticos quienes les hagan participes de sus opacos intereses europeos. Es igual, religiosamente votan. “La U.E es muy importante para nuestro Estado por las decisiones que se toman”, con el bombardeo y la reiteración constante, surge la fe en las cosas sin saber el por qué, cosa muy dada en esto que llaman democracia. Votan vinculándose a algo que no saben y lo que es peor vinculan a los demás, algo que resulta más ilegítimo. Votan por seguir a pies juntillas a un Partido, que de seguro cambiará de estrategia una vez traspasada la frontera nacional y como no, a espaldas de sus conciudadanos. También se vota por miedos infundidos. Todo este conjunto y demás variantes conforman la democracia representativa.
Muchas cosas se dicen sobre el abstencionista. Ahora con esa animadversión mediática, se la titula como “El fantasma de la abstención” y citan una innumerable lista de perjuicios que derivarán de esta. Nada más lejos de la realidad.
La abstención no quita ni da votos a ninguna tendencia en particular. Puede pasar que por circunstancias ajenas, a la derecha o a la izquierda les pudiera ir más favorable por acontecimientos externos al voto que luego se manifieste en él. Esta arbitrariedad que cede la renuncia, no es tan del agrado se pierda o se gane, ya que en ello lleva implícitos el desarraigo y la ilegitimidad representativa de la Ley del numero. En esa abstención va incluido parte de sus votantes que pierden por diversos motivos. Normalmente cuando se analizan los resultados, la amplia abstención asusta y si en ella los estudios indican la perdida de electorado, aunque se haya ganado también incomoda. A la sociedad se la trasmite un sentir catastrófico que realmente no existe, con el fin de condicionar. En democracia parlamentaria se pierde y se gana. Es una constante y los políticos lo saben. A menudo puede pasar que un partido “X” pierda en el escrutinio y aunque nos llevemos las manos a la cabeza porque sea nuestro partido, al final forma gobierno con el partido “Y” que es contrapuesto. Hay quien se proclama ganador y no forma gobierno. Las vicisitudes entorno a esto son infinitas, por lo que ni es blanco ni es negro, ni izquierda ni derecha, aunque a nosotros nos lo quieran trasmitir así. Sería muy diferente si en vez de cambiar el folclore entorno a la administración capitalista, cambiara el sistema en si. Para las cosas de importancia y de gestión no hay elecciones que valgan, solo para las superficiales.
Para más colofón los partidos más representativos no se diferencian tanto como quisieran hacernos creer.
Ejemplo:Según estas últimas Elecciones Europeas 2009 y teniendo en cuenta que la media de abstención ha sido de 54% (sin contar blancos y nulos). Se puede apreciar un pequeño ejemplo interpretativo para reflexionar:
Se sabe que a nivel estatal El PP ha ganado por muy poco al PSOE. No obstante cogiendo de referencia la desorbitada abstención entorno a los 60% (por arriba y por abajo), tenemos estas Comunidades Autónomas (C.A):
Andalucía (59% Abstención) “Gana el PSOE, otros como IULV-CA 3º fuerza ”
Cataluña (62% Abstención) “Gana el PSOE, otros como ICV-EUiA y ERC buena presencia”
País Vasco (58% abstención) “Gana PNV y muy de cerca el PSOE. Partidos de izquierda resultados notables (I.I).
Baleares (63% Abstención) “gana el PP, otros como UM 3º fuerza
Canarias (59,01% Abstención) “ gana el PP, otros CC 3º fuerza
Ceuta (67,67% Abstención) “gana el PP, otros como UCyD 3º fuerza
Melilla (65,17% Abstención) “gana el PP y otros como UPyD 3º fuerza
En el resto de C.A es menor la abstención y teniendo en cuenta que cada una de ellas o país tiene cierta independencia, digan lo que digan, parecen ser que las C.A de más importancia y más población no son especialmente de “derechas” aun con los datos de abstención más exagerados. En las C.A donde el PP gana por la misma rasante de abstención, no solo son regiones periféricas de menos importancia y población, sino que además por su posición de bastión y conservadurismo español, es casi entendible.
Esto no solo indica la gran oposición social referente a la abstención por unos u otros motivos, sino demuestra que ni tanto los unos como los otros han conseguido movilizar a sus bases, ni han calado en el electorado. Según las encuestas del CIS si hubieran sido elecciones generales el índice de abstención hubiera sido mucho menor y aunque más reñida la cosa, hubiera ganado el PSOE. En el Publiscopio, encuesta postelectoral que realiza el periódico Publico de orientación socialista, dice así: “El PSOE sólo movilizó a sus votantes fieles. El 71% de quienes apoyaron al PSOE lo hacen siempre, mientras que ese porcentaje baja al 54% en el caso del PP. El 19% de los abstencionistas afirma que habría votado a los conservadores y el 18%, a los socialistas”. Además revela que incluso UPyD (de corte dudoso y quizá ultraderechista) es el partido que más erosiona al PSOE. Por lo tanto se miente intencionadamente sobre los casos de abstención y sobre quien favorece a quien.
Está claro que cuando se empecinan en satanizar la abstención, ya no es solo por principios de fondo, sino también intentan recuperar con el cuento del lobo y asediando las conciencias de aquellos que todavía por principios les queda algún resquicio que poder demandar. Se sabe que en el conjunto de la abstención, a grandes rasgos, están comprendidos los indiferentes, los que están descontentos con los partidos, los que luchan contra el sistema teniendo otras estrategias y las bases no movilizadas. Todos ellos (no tanto los Anarquistas) susceptibles a cualquier partido de índole que sea, dependiendo de momentos y circunstancias.
¿Para que votar a la UE?
La Unión Europea es una conjunción de países exclusivamente de intereses capitalistas con un fundamento liberal. La mayoría de la sociedad ha ido viendo como se desarrollaba ese concilio sin ser otra cosa más que mero invitado de piedra. Sus instituciones son opacas, sin ser especialmente el Parlamento su máxime exponente, teniendo otras como el Consejo y la Comisión con poder decisorio a veces incluso mayor. Algo inaudito en un sistema democrático.
Los anteriores comicios donde se debatía una constitución que se basaba en su mayoría en acuerdos capitalistas y apoyada por socialdemócratas, sindicatos oficiales, conservadores…, dio al traste. Pero como era de prever en la naturaleza capitalista de imagen, solo fue eso y se ha seguido votando y sino, se implanta como pudiera ser el tratado de Lisboa. Otra de las estructuras piramidales son los famosos Lobis, que soportan el peso de esta simulación democrática. En estos últimos tiempos han salido a relucir de sus oscuros salones, como por ejemplo en esas reuniones globales de la refundación del capitalismo, que volverá a ser una patraña. Parece ser que no hay nada que votar, lo importante lo tienen bien atado y no van a dejar que un vendaval populista por medio de las urnas les puedan quitar el chollo.
Si la izquierda ha perdido presencia habrá sido por algo. Hay que ser más autocríticos y no echar la culpa a los mismos de siempre para martirizarse eternamente. ¿Cuanto va a durar el mismo cuento de la derecha y la izquierda? Si tan preocupados están, ¿donde estaban cuando el resurgimiento de la ultraderecha en los barrios y en la sociedad?, ¿que postura toma la izquierda en medidas tan impopulares como las reformas laborales europeas (65horas)?, resolución de la crisis, la directiva de la vergüenza (inmigrantes-mercancía), medidas sociales, represión… hay casos de los expuestos en los que ha sido promotor la izquierda. En la Europa del capital la izquierda más influyente ha pasado de ser socialdemócrata a social liberal o a liberal a secas. Si le sumamos la ventaja que tiene el monopolio derechista con la existencia de tal nefasta unión capitalista + el shock social, miedo y crisis que convierte a la sociedad al conservadurismo + izquierdas inocuas que terminan siendo correas transmisoras del capitalismo, lo raro es obtener un resultado favorable a la supuesta “izquierda contestataria”.
No tengo tan en cuenta los partidos pequeños de izquierda. Si bien hay que reconocer que la corrupción en estos no ha hecho tantos estragos, pero el fin es medrar al igual que sus mayores con los mismos efectos. Algún ejemplo tienen en algún lugar, país, región siendo casi siempre un ejemplo mediocre del que no creo que se puedan vanagloriar. Son los que más critican la abstención, puesto que de alguna manera les resta y se sienten como una alternativa a los otros partidos. Primero decir que al menos en este país cualquier movimiento o partido que moleste es ilegalizado o reprimido. Dicho esto quitamos de un plumazo mucha morralla. Por lo general critican nuestra postura abstencionista cuando realmente es el voto en blanco o el propio e insignificante porcentaje que llegan a alcanzar los que terminan siendo favorables al grupo mayoritario (PP o PSOE). Por otra parte, la ley de Hont que regula el proceso electoral, favorece el bipartidismo castigando al grupo minoritario. Otro alarde democrático. Estando maniatados de esta forma, se conforman con formar gobiernos bisagra con sus detractores o a lo sumo, y siendo lo mejor y más sensato, formar un grupo de presión dentro de la entidad europea. Entre escisiones por trayectorias y pujas de poder, producidas en las diferentes familias integrantes, estos grupos se van desmembrando cada vez más. Aún con este mal innato, son precursores fervientes de la unidad de la izquierda, culpando al abstencionista activo de ser un principal culpable.
Abstención en las Europeas la mejor opción.
Dado el caso europeo y estando como está la situación, la mejor postura frente a la UE desde una óptica contraria, es sin duda la abstención. Las verdaderas y más preocupantes corrientes anticapitalistas o euroescépticas, no son los partidos euroescépticos tan en auge en estos momentos, ni de izquierda por muy transgresores que parezcan. Son aquellos movimientos y gentes que están inmersos en los conflictos sociales, que además no participan en sus elecciones. Por derivación y aunque no sean por motivos definidos también el grueso del abstencionismo, ya que pone en incertidumbre e inseguridad al sistema.
La abstención activa contraria al sistema burgués de representación, no tiene su mayor efecto a corto plazo, tampoco sin una acción cotidiana permanente y una situación de conmoción social que propicie al cambio. Pero teniendo en cuenta que los partidos de izquierda que en su día se oponían y en estos momentos ya no lo hacen, lo más sensato y menos miope, somos aquellos que seguimos con los mismos principios y más acertada repulsa al sistema.
En estos momentos Europa está constreñida por una crisis económica de larga duración. Hay países que están más deteriorados que otros con diferencia. Esto produce fricciones que crean divergencia, ya que la UE tiene una política económica muy diferente a la que tiene cada estado integrante. Se nota que la política monetaria ahoga a muchos y la política fiscal casi inexistente es escasa y cada estado la aplica a su manera. Sin un marco estatutario ni de política social donde asentarse, nos queda entonces una gran desUnión en la que cada país rema para su lado con intereses muy distintos. Hay Estados más fuertes que otros, pero insolidarios. Saben que la inflación y consiguiente deflación se padece de diferente forma sin poner remedio y resulta cada vez más difícil mantener el pacto de estabilidad y desarrollo que limita al 3% del déficit público… Escándalos, revueltas… ¿Cuando mejor que ahora para aplicar la abstención en masa, debilitar y no ser partícipes? ¿Por qué mantener esta lacra dándoles alas participando en concurrencia en sus elecciones? En este caso la abstención sí tiene efectos a corto plazo. A parte, me parece muy impropio de quien se define anticapitalista ofrecerles ese balón de oxígeno, el voto en masa, necesario para fundamentarse en su agonía. Pero realmente ¿Qué queremos?
Carlos Martín (Homer), militante de CNT.
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